Si hay una época bonita para visitar la provincia de Ciudad Real y alojarnos en un hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas es el otoño. Un momento en que la naturaleza se convierte en una bella acuarela donde predominan los colores ocres, rojizos y amarillos. Y que mejor lugar para disfrutar de este espectáculo natural que un lugar en cuyo entorno hay dos Parques Nacionales, el de las Tablas de Daimiel y el de Cabañeros, y un Parque Natural tan singular como el de las Lagunas de Ruidera. Elegir esta localidad manchega, conocida popularmente como la Ciudad del Vino, como destino es una apuesta segura, sea cual sea el plan que decidamos diseñar.
La primera de las opciones puede ser dedicar todo el tiempo a descansar, por lo que resulta perfecto haber elegido un hotel con spa en Valdepeñas. En ese zona de relax encontraremos piscinas climatizadas con mini-cascada, chorro cervical, estaciones de masaje a diferentes alturas, baño de vapor, dream shower, ducha ciclónica, ciclónica subacuática, pasillo acuático, todo ello completado con solariums horizontal y vertical y baño turco. Incluso, una variada selección de terapias antiestrés, programas de adelgazamiento, de estética de mantenimiento, vinoterapia y chocolaterapia, entre otros.
Para quienes buscan algo más de acción y se sientan atraídos por la belleza que en esta época nos muestra la naturaleza, a no mucha distancia en coche de nuestro alojamiento en el centro de Valdepeñas, hay dos Parques Nacionales de los 16 que hay en España y un Parque Natural de unas características únicas en nuestro país.
El Parque Nacional de Cabañeros está declarado Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y alberga especies en peligro de extinción como la cabra montesa, el águila imperial ibérica o el buitre negro. Las Tablas de Daimiel, por su parte, es un humedal prácticamente único en Europa y se ha convertido en el último representante de un tipo de ecosistema denominado tablas fluviales, un entorno natural complejo que aúna las características de un llanura de inundación y las de un área de descarga de aguas subterráneas procedentes de un acuífero de gran tamaño.
Podemos también acercarnos, en este paseo, a conocer el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera, un complejo sistema de 15 lagunas que constituyen, a lo largo de unos 30 kilómetros, el valle del Alto Guadiana. Dotado de gran belleza y con singularidades paisajísticas casi únicas en el mundo (solo existen formaciones similares en la región de karst en Croacia, siendo las más importante de todas el Parque Nacional de Plitvice, declarado Patrimonio de la Humanidad) es uno de los parajes naturales más interesantes y sorprendentes de España.
Para los más urbanitas existe la posibilidad de quedarse en Valdepeñas y descubrir todo lo que nos ofrece esta interesante ciudad. Podemos empezar por visitar, no muy lejos de nuestro alojamiento en Castilla-La Mancha, la Plaza de España, con sus peculiares fachadas pintadas de azul y blanco, y visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, catalogada como Bien de Interés Cultural. Levantada sobre los restos de una antigua fortificación musulmana de los siglos XII y XIII que más tarde pasaría a depender de la Orden de Calatrava, su estructura obedece a los esquemas arquitectónicos imperantes en el gótico, aunque sería el estilo renacentista el que terminaría imponiéndose con el paso de los años.
Otra posibilidad es pasear por la ciudad y dejarse atrapar por su ruta de las esculturas, a través de la que podemos recorrer parte de la obra El Quijote, diversos momentos históricos que marcaron el devenir de la ciudad o conocer a algunos valdepeñeros ilustres. O acudir al Museo municipal, que cuenta con una interesante colección de arte contemporáneo; al Museo del Vino, ubicado en la antigua bodega de Leocadio Morales de 1901; el Museo de los Molinos; o el Molino de Gregorio Prieto, que guarda en su interior un pequeño museo de las tradiciones.
Quienes disfruten con el pasado, existe la alternativa, a pocos kilómetros de nuestro alojamiento con spa en Valdepeñas, de sumergirse en la historia a través del poblado íbero del Cerro de las Cabezas. Las excavaciones han dejado al descubierto solo una pequeña parte de la ciudad íbera que esconde, aunque ya pueden apreciarse parte de las áreas urbanas y defensivas, mostrando su estilo urbanístico conformado por áreas domésticas, almacenes, santuarios, murallas y torreones, además de las vías que las unían. Las murallas son las estructuras más significativas y presentan una gran monumentalidad con alrededor de 1.600 metros lineales construidos.
Algo más alejado, pero que merece la pena por su singularidad, se halla el yacimiento de la Edad del Bronce de la Motilla del Azuer. La construcción está formada por un laberinto de muros de piedra calcárea que servían de protección para los silos donde se guardaban cereales y una cabaña ganadera. Había también hornos para la cocción de la cerámica, el tostado de cereales o la producción metalúrgica. Aunque quizás el elemento más destacado es un gigantesco pozo de casi 20 metros de profundidad, catalogado como la estructura hidráulica más antigua de la Península y, muy probablemente, de Europa.
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