Una vez visitada la Plaza Mayor, conocido el edificio más emblemático, como es el corral de comedias, y hecho un recorrido por la abundante arquitectura religiosa, nuestra visita a Almagro, a menos de media hora en coche desde nuestro hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, termina con una revisión de su arquitectura civil y con un paseo por los diferentes museos que alberga la localidad manchega. Recordemos que esta villa fue el centro desde el que la poderosa Orden de Calatrava gobernó sus extensas posesiones, atrayendo a familias muy importantes y adineradas tanto de España como de un buen número de países europeos.
Desde nuestro hotel en el centro de Valdepeñas, llegamos a Almagro para dirigirnos, en primer lugar, a conocer la casa-palacio de Juan Jédler, un edificio del siglo XVI concebido como un gran caserón que también es conocido como Almacén o Palacio de los Fúcares, un clan familiar de empresarios y financieros alemanes que llegaron a constituir uno de los mayores grupos empresariales de los siglos XV y XVI y del que ya hemos hablado con anterioridad refiriéndonos a ellos con su apellido germano, al mencionar a Jacobo Függer como impulsor de la reedificación de la iglesia de San Blas. Cuenta con una fachada de ladrillo y mampostería y un patio de planta cuadrada delimitado por columnas de orden toscano que soportan arcos de medio punto. Destacan los ricos artesonados de sus números salas. En la actualidad es sede de la Universidad Popular y antes fue, entre otros usos, casa particular de la familia Bringas, casa de vecinos y colegio.
Es quizás este el principal ejemplo de una arquitectura imperante en el Barrio Noble de Almagro, denominado también Barrio de los Caballeros, que cuenta con un buen número de palacios y casas solariegas medievales y renacentistas. Destinados en su mayoría a viviendas, suelen contar con dos plantas. El elemento diferenciador que habla del estatus socioeconómico de sus moradores es la portada, de uno o dos cuerpos y ejecutada en piedra labrada. Conoceremos la casa del Señorío de Molina, situada en el lado sur de la Plaza Mayor junto al corral de comedias; la casa solariega de los Rosales, edificio renacentista con una portada barroca; el palacio de los Marqueses de Torremejía, edificado entre finales del siglo XV y principios del XVI y remodelado casi por completo en el siglo XVIII; o la casa solariega de la familia Zufisa, con un imponente dintel enmarcado y finamente decorado.
En lo referente a los museos, comenzaremos el recorrido, antes de regresar a nuestro hotel con spa en Valdepeñas para descansar y relajarnos de una ajetreada jornada, por el Municipal de Encaje y Blonda, espacio que sirve de homenaje y reconocimiento a una labor artesanal arraigada durante cientos de años en Almagro y en algunos de los municipios del Campo de Calatrava. Cuenta con fondos propios, entre los que merece destacarse la donación de una importante colección de ‘picaos’, compuesta por piezas de diferentes formas y épocas. Se muestran además piezas ya confeccionadas de encaje de bolillos, con variedad de formas y dibujos: lenzado, medio punto, guipur, punto encontrado, bretón…, utilizando motivos florales, geométricos, animales, etc. Los fondos del museo se completan con una muestra de trabajos de encaje realizados con seda natural descruzada, la blonda, técnica con la que se realiza la famosa mantilla de Almagro; y, finalmente, una sección dedicada a los utensilios utilizados para la elaboración de estos trabajos artesanales.
Nos vamos ahora al Museo Nacional del Teatro. Cuenta con una exposición permanente a través de la que haremos un recorrido cronológico por la historia de las artes escénicas en España que va desde el teatro greco-romano hasta las primeras vanguardias del siglo XX pasando por el teatro medieval, el del Siglo de Oro y sus corrales de comedias, el del Siglo de las Luces, el drama romántico típico del siglo XIX que tan bien representó Don Juan Tenorio… Programa además un buen número de exposiciones temporales y posee colecciones de pintura, escultura, obra sobre papel, indumentaria teatral, maquetas y teatrines y marionetas.
Damos un salto y nos ‘colamos’ ahora en el Museo Etnográfico, viva manifestación de la cultura de un pueblo, representada en diferentes objetos que formaron parte de la vida de nuestros antepasados. Cuenta con la recreación de hasta 35 espacios dedicados a distintos oficios. El Espacio de Arte Contemporáneo, por su parte, ubicado en el antiguo Hospital de San Juan de Dios, posee más de 60 obras de fondos propios de artistas como Alberto García Alix, Bleda y Rosa, Albretch Tübke, Enrique Marty, Güçlü Öztekin, Mira Bernabéu, Rafael Agredano, Tacita Dean, entre otros. Además se realizan exposiciones temporales, conferencias, Festival de Videoarte, actividades y visitas guiadas.
Nos despedimos de este largo recorrido por Almagro, que ha ocupado cuatro semanas de este blog de viaje, visitando la Plaza de Toros y el Mirador del Silo. La primera se construyó en 1845 con los materiales de la torre de la antigua parroquia de San Bartolomé, demolida ese mismo año. El Mirador, por su parte, en un silo de 74,4 metros de altura, ocupa una superficie de 100 metros cuadrados y se accede a través de un ascensor o una escalera de 150 peldaños. Cuenta con paneles informativos que nos sitúan los edificios más emblemáticos de la ciudad y su riqueza natural y volcánica.
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