Nos acercamos en esta ocasión a través de este blog a una hermosa localidad, situada en el sureste de la provincia de Ciudad Real, con un bonito entorno natural y un interesante patrimonio histórico-artístico. Y solo a algo más de 25 kilómetros de nuestro hotel de vanguardia en Valdepeñas.
Una ciudad, Valdepeñas, en la que, además de alojarnos en un hotel de cuatro estrellas con spa, tenemos la oportunidad de conocer su sorprendente Plaza de España, con las fachadas pintadas en blanco y azul y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción; pasear por la ruta de las esculturas y redescubrir el Quijote o conocer a valdepeñeros ilustres y diferentes momentos de la historia; conocer los Museos municipal, del vino o de los molinos… O, ya fuera del entorno urbano, el poblado íbero del Cerro de las Cabezas.
La Solana, nuestro destino, al que llegaremos en apenas 20 minutos en coche desde nuestro hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, es famoso por su rico azafrán, sus hoces y sus botas de vino. Hoy descubriremos algunos de los bellos rincones que atesora este municipio de la comarca de Montiel y que da cobijo a algo más de 15.000 habitantes.
El río Azuer, afluente del Guadiana que discurre en su totalidad por la provincia de Ciudad Real y nace en las cercanías del lugar conocido como ‘Ojo Lobero’, cruza su término municipal en su camino hacia el Parque Natural de las Tablas de Daimiel. En otro tiempo existieron a lo largo de su recorrido más de 24 molinos de agua y aún se pueden visitar algunas ‘motillas’, yacimientos arqueológicos tan singulares como la Motilla de Azuer, y los puentes de los Pobres y el de Daimiel, de origen medieval.
Contando con uno de los conjuntos urbanos más importante de Ciudad Real, su desarrollo se articula alrededor de la Plaza Mayor, punto de partida perfecto para conocer La Solana. En este espacio, declarado Monumento Histórico Provincial, distinguiremos dos zonas, el lado este, con porches adintelados y donde se sitúa el Ayuntamiento, obra de los maestros alarifes Luis de Béjar y Cristóbal Diaz en 1530; y las zonas oeste y norte, construidas en el siglo XIX como residencia para los canónigos de la Colegiata y donde, también sobre porches en forma de arco de medio punto, se levantan casas de dos plantas.
El patrimonio artístico de La Solana, que visitaremos tras descansar y disfrutar de todos los servicios y comodidades que nos ofrece nuestro alojamiento para toda la familia en Valdepeñas, tiene un marcado carácter religioso. Comenzaremos por la iglesia de Santa Catalina, una vez que se encuentra ubicada en la Plaza Mayor. Su construcción, debido a diversos avatares, se extendió durante más de un siglo, desde 1420 hasta 1524. De estilo gótico tardío, con algunos elementos renacentistas y barrocos, destacan sus dos portadas, la norte o de Santa Catalina, y la sur o de Santiago. La torre campanario data de 1765 y está rematada por un magnífico chapitel y la del reloj está fechada en el siglo XVII.
La iglesia de San Juan Bautista perteneció al antiguo convento del siglo XVII y es el único vestigio de este que queda, una vez desaparecidas las dependencias de los monjes. Es representativa del estilo barroco con tendencia clasicista. Ubicada en el barrio de El Santo, la ermita de San Sebastián es el templo más antiguo de la localidad y fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1982. Los historiadores no se ponen de acuerdo en su fecha de construcción, ya que unos la sitúan en el siglo XIV y otros en el siglo XV. Destaca su techumbre mudéjar y el artesonado de la Capilla de la Epístola.
La ermita del Humilladero tiene un significado muy especial para los vecinos del pueblo, ya que es sede de la cofradía de la Virgen de Peñarroya, patrona de La Solana, aunque la Virgen solo la visita dos veces al año, el segundo sábado de septiembre y el domingo después de la festividad de San Antón. El Convento de las Madres Dominicas fue fundado en 1595 por el bachiller Juan Díaz Sabina y en la actualidad está habitada por varias religiosas de esa orden dedicadas a la oración y a labores artesanales, bordados principalmente, además de a elaborar unos deliciosos dulces conocidos como los ‘suspiros’. Destacan en su interior el retablo y la decoración de las bóvedas de la parte del coro. Otros edificios religiosos que merecen ser visitados son las ermitas de Santa Quiteria, San Antón y de la Virgen de las Angustias (Calvario).
En cuanto a los edificios civiles está el Palacio Don Diego, situado en la plaza a la que da nombre y declarado Monumento de Interés Artístico en 1981. Destaca por su fachada señorial y un patio central con balcones en su planta superior. En la actualidad es un centro cultural con sala de exposiciones, auditorio, aulas de formación y la Oficina de Turismo. También la Casa de la Encomienda, que destaca por su original torre santiaguista y que fue la casa de labor aledaña al palacio; y el antiguo Ayuntamiento, del siglo XVI, con una arquitectura en la que destacan cinco arcos de medio punto sobre columnas dóricas, y, en su interior, la Sala Noble o Sala de Juntas.
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