Conformado por un complejo sistema de 15 lagunas que constituyen, a lo largo de unos 30 kilómetros, el valle del Alto Guadiana, las Lagunas de Ruidera, a solo una hora en coche de Valdepeñas, donde podemos disfrutar de un hotel de cuatro estrellas con spa, es uno de los parajes naturales más interesantes y sorprendentes de España. Dotado de gran belleza y con singularidades paisajísticas casi únicas en el mundo (solo existen formaciones similares en la región de karst en Croacia, siendo las más importante de todas el Parque Nacional de Plitvice, declarado Patrimonio de la Humanidad).
Un paseo por este paraje natural, donde llegaremos desde nuestro hotel de vanguardia en Valdepeñas, nos mostrará unas lagunas de aguas cristalinas e intenso color azul turquesa, siendo el drenaje natural de una buena parte del acuífero del Campo de Montiel, que se rebosan e inundan unas a otras formando espectaculares cascadas y saltos de agua a través de formaciones geológicas conocidas como barreras tobáceas o travertínicas.
Ruidera, declarado Parque Natural en 1979, es la mayor representación en nuestro país de lagos formados por la acumulación de carbonato cálcico, modelando la conocida como toba calcárea, es decir, roca sedimentaria formada por la precipitación del carbonato cálcico disuelto en el agua. Este espacio está declarado también desde 1981 como Reserva de la Biosfera y desde 1988 Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
El Parque Natural se ubica en el Alto Valle del Río Guadiana sobre una superficie de unas 4.000 hectáreas, en los límites de las provincias de Ciudad Real y Albacete. Las lagunas se relacionan entre sí a través de pequeñas cascadas y arroyuelos que las enlazan con la siguiente inferior, salvando un desnivel de más de 140 metros entre la Laguna Blanca (cota 870 m.) y el embalse de Peñarroya (730 m.). El tamaño no suele ser demasiado grande, a excepción de la Laguna San Pedro o la Laguna Colgada, considerada más un lago que una laguna por su mayor extensión y profundidad.
Ruidera alberga una sorprendente riqueza biológica con gran diversidad de especies animales y plantas. En una Mancha llana y seca, el Parque cuenta con formaciones boscosas autóctonas y una variada vegetación palustre (aquella que bordea los hábitats acuáticos y que presenta los órganos perdurables sumergidos bajo el agua), como la masiega, la espadaña, los carrizos o la enea.
Las zonas más elevadas están ocupadas por encinas, sabinas, carrascas y enebros y en las zonas más abiertas predominan las coscojas, labiadas, retamares y aulagares. En los suelos húmedos, afectados a menudo por inundaciones, crecen olmos, álamos blancos y algunos chopos. En cuanto a la vida animal, el Parque cuenta con más de 250 especies de vertebrados, siendo las más numerosas las aves acuáticas. No es difícil disfrutar del vuelo del águila perdicera y la garza imperial o ver como surca las aguas el barbo cabecicorto.
Este maravilloso entorno natural, cercano a Valdepeñas, donde apostaremos por un alojamiento de calidad para toda la familia, ofrece al visitante un buen número de actividades para disfrutar de un magnífico día de esparcimiento. El senderismo o las rutas en bicicleta son dos de las alternativas más comunes, pero también se puede hace buceo, paseos el kayak o en embarcaciones de vela, paddle surf… También es muy común encontrarse con aficionados a la pesca deportiva y, en época de verano, se habilitan algunas zonas de baño. Su clima mediterráneo, con escasas precipitaciones, convierten las Lagunas de Ruidera en un espacio visitable en cualquier época del año.
Dentro de los límites del Parque, a una hora de nuestro hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, merecen también una visita el castillo de Peñarroya, antigua fortaleza musulmana en poder de la Orden de San Juan desde 1215; las ruinas del castillo de Rochafrida, construido por los árabes entre los siglos XI y XII y que paso a manos cristianas tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212; la ermita de San Pedro de Verona, levantada sobre una antigua de origen medieval que fue quemada y destruida casi en su totalidad durante la Guerra Civil.
También la cueva de Montesinos donde el ilustre caballero andante Don Quijote pasó una noche (“Pidió don Quijote al diestro licenciado le diese una guía que le encaminase a la cueva de Montesinos, porque tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por todos aquellos contornos. El licenciado le dijo que le daría a un primo suyo, famoso estudiante y muy aficionado a leer libros de caballerías, el cual con mucha voluntad le pondría a la boca de la mesma cueva y le enseñaría las lagunas de Ruidera, famosas ansimismo en toda la Mancha, y aun en toda España”).
Y, por fin, las Cuevas del Champiñón, antiguas cuevas dedicadas al cultivo de este alimento y que son hoy día un centro de interpretación etnográfico; la Quebrada del Toro, una espectacular sima de unos 400 metros de largo por 40 de profundidad; el Paraje del Hundimiento, una cascada de unos 15 metros formada en 1545 tras el derrumbamiento parcial de la presa natural que embalsaba las aguas de la laguna del Rey; la Casa del Rey, una construcción del siglo XVIII destinada a vivienda del Infante D. Gabriel, hijo de Carlos III; o la Fábrica de Pólvora situada en el pueblo de Ruidera.
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