En el sureste de la provincia de Ciudad Real, dentro del llamado Campo de Montiel, escenario con otros muchos de esta provincia de las increíbles aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en un valle entre las sierras del Cristo y de Alhambra, a solo unos 14 kilómetros de nuestro hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, se encuentra la hermosa localidad de San Carlos del Valle. Un pequeño pueblo cargado de encanto al que muchos han dado en denominar ‘el Vaticano’ de La Mancha. ¿Por qué? Cuando visitemos su iglesia, que al contemplar el pueblo desde la lejanía se asemeja a una impresionante catedral, daremos respuesta a esta pregunta.
Comencemos por un poco de historia. Una placa en la Casa Grande de la Hospedería, antiguo alojamiento para peregrinos, nos recuerda que este edificio “fue construido en 1704 como lugar de reposo de peregrinos y viajeros del Camino Real”. También nos habla de los otros dos bienes patrimoniales más importantes de esta localidad cercana a nuestro alojamiento con spa en Valdepeñas, la iglesia del Santo Cristo y la extraordinaria Plaza Mayor: “La iglesia del Santo Cristo se construyó entre el 18 de septiembre de 1713 y el 13 de septiembre de 1729 durante el reinado de Felipe V, de estilo barroco con influjos neoclásicos. La Plaza Mayor se construyó posteriormente a la iglesia, sus dimensiones son 53 metros por 21 metros. El pueblo fue proyectado durante el reinado de Carlos III”.
Los primeros vestigios de presencia humana en San Carlos del Valle datan, sin embargo, de la Edades del Cobre y del Bronce, más en concreto del Bronce Pleno, con el hallazgo evidencias de la existencia de diferentes poblados que los arqueólogos denominaron la Allozosa, el Serijo o el Galvarín) y de varias torres de vigilancia. También parece confirmada para la presencia de moradores durante la época ibérica tardía (siglo II a.C.) y la presencia del imperio romano en la Península Ibérica (entre los siglos III y IV a.C.). El enclave arqueológico más importante, situado al noroeste de la localidad, junto al río Azuer, es el de Molino de los Moros, donde se ha hallado restos de pesas de telar, cerámica sigillata y abundante material de construcción.
Quizás buena parte de la culpa de la belleza y el desarrollo de este interesante enclave castellanomanchego sea hallarse dentro del Camino Real que unía el sur con el norte de la Península, lo que hacía que el tránsito de personas que pasaban por su calles fuese muy importante. Entonces el lugar, al que nos desplazaremos en un cómodo viaje desde nuestro hotel en el centro de Valdepeñas, era conocido como El Valle del Puerto de Santa Elena, debió a la ermita de ese mismo nombre que debió ser construida a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV. Edificio del que no ha llegado vestigio alguno hasta nuestros días.
Solo nos recuerda su existencia, la iglesia del Santo Cristo del Valle, puesto que fue levantada en el lugar en que en su día estuvo la ermita. Ese fue el lugar elegido porque, según cuenta la tradición, en el año 1640 se descubrió la imagen de un Cristo pintado en la pared de las antiguas dependencias de la ermita, un suceso que, dada la época en que se produjo, fue considerado como una señal divina, creándose una devoción alrededor de la imagen que empezó a atraer a miles de peregrinos. Se decidió, entonces, en la conveniencia de reemplazar la ermita de Santa Elena por un templo en honor de Cristo.
Por aquel entonces, sin embargo, aún no existía San Carlos del Valle. Fue durante el siglo XVIII, durante la época de la Ilustración, cuando el rey Carlos III decide segregar la iglesia de Membrilla, dado el crecimiento de construcciones y población alrededor del templo. Aun así, esta nueva localidad no alcanza condición de tal hasta el año 1800 cuando, bajo el reinado ya de Carlos IV, se promulga una Carta Real que elevaba la población de aldea a villa independiente.
Este fin de semana podemos aprovechar la visita a San Carlos del Valle y nuestra estancia en un hotel para toda la familia en Valdepeñas para participar en la I edición del Medievo Cristeño, un evento para el que “se hace saber ¡¡que la Corona de Castilla visita San Carlos. El rey Fernando III, con su esposa la reina Beatriz de Suabia y su hijo el infante Alfonso X, el arzobispo, los Maestres de las Órdenes de Calatrava y Santiago, el Clavero del reino, así como los escuderos y jinetes del rey, las guerreras de la reina, y todo el cortejo real acuden a esta Villa para ser participes de la ceremonia nupcial que aquí se va a festejar”. En el acto participa el grupo de recreación medieval ‘Ignis Lentius’, acompañado de los jinetes de la Encomienda de Manzanares.
Los actos arrancan a las 12:00 horas con el recibimiento real en la plaza del municipio y prosiguen con el desfile de la comitiva, un espectáculo de luchas de espadas y bailes medievales en honor de los Reyes, la celebración nupcial, prevista para la s 13:30 horas, en hermanamiento de las Órdenes de Santiago y Calatrava, y el desfile del cortejo hacia la ermita. A las 18:00 horas, como colofón a los festejos, se celebrarán bailes populares y justas medievales a caballo en los alrededores de la ermita.
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