Llega el Puente de Todos los Santos y la posibilidad de acercarnos a descubrir, o redescubrir, ya que serán muchos los que ya conozcan el lugar, uno de los enclaves turísticos más interesantes y atractivos de Castilla La Mancha. Teniendo además la posibilidad de disfrutar un hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, a no mucha distancia a pie de los principales monumentos y de las zonas culturales y de ocio.
Estas estos últimos días del mes de octubre y primeros de noviembre, en plena temporada de otoño, muy vinculados al carácter cristiano de España. Es época de visitar en Valdepeñas, donde contamos con un alojamiento de vanguardia en la provincia de Ciudad Real, al igual que en muchísimos otros lugares, los cementerios y recordar a aquellos que un día pisaron nuestras mismas calles y ahora ya no se encuentran entre nosotros. Y de acudir a las iglesias para pedir por su almas. Por ello, el turismo religioso alcanza en estos días una de sus cimas, quizás solo superada por la Semana Santa.
Empezaremos nuestro recorrido por la conocida como Ciudad del Vino acercándonos a visitar la Plaza de España, con sus galerías arcadas y la peculiar pintura de sus fachadas, en blanco y azul. Un espacio que es lugar de reunión de los valdepeñeros y donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Catalogada como Bien de Interés Cultural y a no mucha distancia de nuestro alojamiento en el centro de Valdepeñas, sus orígenes se remontarían al siglo XV, aunque no se terminaría hasta el siglo XVIII. Se construyó sobre los restos de una antigua fortificación musulmana de los siglos XII y XIII que, más tarde, pasaría a depender de la Orden de Calatrava. Obedece a los esquemas arquitectónicos del gótico, aunque el que terminaría imponiéndose sería el estilo renacentista.
En esta ruta religiosa nos acercaremos también a la iglesia de los Trinitarios, con planta de cruz latina. Perteneciente al convento fundado en 1596, está construida según los cánones del estilo barroco clasicista entre los años 1615 y 1632. Más de dos siglos después, en 1857, se convierte en el convento de las Madres Agustinas y es remodelada siguiendo el estilo barroco madrileño, teniendo como modelo el convento de la Encarnación de Madrid. La iglesia Santo Cristo de la Misericordia, edificada en el siglo XVII, también tiene planta de cruz latina, aunque de una sola nave y sin capillas laterales.
Llega el turno, aunque nos cueste abandonar nuestro hotel con spa en Valdepeñas, de descubrir las diferentes ermitas de la localidad. Arrancamos en la de la Veracruz, que ha perdido su esencia religiosa al ser en la actualidad sede del Auditorio Inés Ibáñez Braña. Posee planta basilical, dividida en tres naves por arcos de medio punto. Su fachada exterior, levantada sobre un zócalo de piedra, es de ladrillo tapial y posee dos puertas de distinto tamaño con dinteles de piedra y cornisas. Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1891.
Manteniendo su uso religioso, la ermita de la Virgen de la Cabeza cuenta con una sola nave, planta de cruz latina, siendo planos los brazos del crucero y la cabecera. Con una estructura de enorme sencillez, su construcción arranca en 1698 y termina en 1715. Fue rehabilitada a mediados del siglo XX, una vez que en la Guerra de la Independencia fue usada como polvorín y durante la Guerra Civil, como granero.
La ermita de San José es una edificación del siglo XVII, con un estilo que muestra la transición del Renacimiento al Barroco. Declarada Monumento Histórico Artístico en 1981, guarda en su interior una bonita talla del siglo XVIII que representa a San José con el Niño en su huida a Egipto. Finalmente, la ermita de San Marcos es una sencilla construcción de la que se tienen las primeras noticias alrededor de 1711. Su fachada, pintada de blanco y albero, posee un rosetón y está coronada por un pequeño campanario.
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