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Un paseo por Valdepeñas, mucho más que solo la ciudad del vino

Existe cierta confusión sobre los comienzos de la primitiva población de Valdepeñas, lugar donde en la actualidad podemos alojarnos con toda la familia en un hotel con encanto, aunque los vestigios arqueológicos encontrados nos hablan del asentamiento de diferentes poblaciones desde época prehistórica. Entre los siglos VII al III antes de nuestra época se tiene ya constancia de la existencia de la cultura íbera en el conocido como Cerro de las Cabezas, un gran poblado fortificado perteneciente a la Oretania que estuvo habitado entre los siglos VII al II antes de nuestra era. Allí se han encontrado los que podrían ser los primeros vestigios del cultivo de la vid en estas tierras, que hoy en día cuentan con un vino con la D.O. Valdepeñas.

Además del propio casco urbano, Valdepeñas, también conocida como Ciudad del Vino, comprende también los barrios de la Consolación, a algo más de 16 kilómetros, fundado en la década de los 40 como núcleo de colonización de tierras de labranza, y las casas de los Baños del Peral, a algo menos de 9 kilómetros. Su nombre proviene de valle de peñas, por abundar en su suelo la roca caliza y por estar ubicada en un amplio meandro del río Jabalón, estando rodeada por las estribaciones de Sierra Morena que marcan el límite sur de la llanura de Castilla La Mancha. Como cabeza de partido judicial agrupa a las localidades de Moral de Calatrava, Santa Cruz de Mudela, Viso del Marqués, Torrenueva, Castellar de Santiago y Almuradiel.

Pasando unos días en Valdepeñas, donde podemos alojarnos en un hotel de cuatro estrellas con spa, es obligado visitar su pintoresca Plaza de España. De planta casi cuadrada, se configura en edificios con arcadas que cuentan con fachadas cuya pintura combina los colores blanco y azul. Uno de sus ángulos lo cierran el edificio de la Casa Consistorial y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. En el centro encontramos una fuente que data de 1926 y que representa una prensa de vino rodeada de ángeles y del pez Tritón, simbolizando la unión entre el agua y la vida.

La iglesia de la Asunción, además de haber sido el eje alrededor del que se desarrolló la ciudad, es el templo religioso más emblemático de una ciudad donde encontramos un hotel de vanguardia y con encanto para alojarnos. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XII y principios del siglo XIII, siendo en un principio parte de la fortaleza de los Caballeros de la Orden de Calatrava. El edificio cuenta con varias puertas, siendo la Puerta del Sol, de estilo gótico-florido isabelino y dedicada a la Asunción, la que permite la entrada desde la Plaza de España. En esta misma parte de la fachada también puede verse la Puerta de los Catecúmenos, de posible origen románico, y el reloj de sol. En la fachada que da a la Plaza de la Constitución está la Puerta de San Lorenzo o de la Umbría. La torre es de planta octogonal, destacando su gran campanario y el chapitel.

Siguiendo con la arquitectura religiosa nos encontramos con la iglesia de los Trinitarios, construida entre 1615 y 1623 y que formaba parte de un convento. Tiene planta de cruz latina, con coro a los pies, y la curiosidad de contar, dentro de la sobriedad general del templo, con la capilla de Jesús Rescatado, decorada con un enorme recargamiento barroco. También debemos acercarnos a la ermita de la Vera Cruz, levantada sobre una antigua sinagoga del siglo XVI, y la iglesia del Santo Cristo de la Misericordia, datada en 1611 y con planta de cruz latina.

Valdepeñas, ciudad con un alojamiento de calidad, cuenta con un Museo municipal donde puede verse una interesante colección de arte contemporáneo con pinturas, entre otros, de Antonio López o Pancho Cossío y esculturas de Venancio Blanco o García Donaire. Con un Museo del Vino que se ubica en la antigua bodega de Leocadio Morales, datada en 1901, y que permite, de una forma didáctica e interactiva conocer la evolución de las prácticas culturales de la vid y la elaboración de los caldos a través de las máquinas y utensilios que han intervenido a lo largo del tiempo en esa fabricación.

Y un Museo de los Molinos que cuenta con un patio central en homenaje a los valdepeñeros que lucharon por la libertad el 6 de junio de 1808, una planta baja dedicada en exclusiva a esta peculiar construcción manchega y una primera planta en la que, a través de todo tipo de documentos, se hace un recorrido por la historia de Valdepeñas, ciudad donde encontrar un hotel de cuatro estrellas para disfrutar de unos días de ocio y descanso. Situado frente al Museo está el Molino de Gregorio Prieto, un gigante que parece dar la bienvenida a los visitantes y que guarda en su interior un pequeño museo de las tradiciones.

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