Nos despedimos esta semana de nuestra visita a Villanueva de los infantes, considerado uno de los pueblos más bonitos de España y con una gran vinculación con el Siglo de Oro de la literatura española, hasta donde nos hemos desplazado desde nuestro hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, conociendo algunas más de sus singulares casas palaciegas y acercándonos a su interesante y prolífica arquitectura religiosa cuyo máximo exponente es la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol , de la que ya hablamos en el primer artículo de esta serie y en la que descansan, dentro de una forja artesanal, los restos funerarios de Francisco de Quevedo.
La casa-cuartel de los Caballeros de Santiago fue levantada, según testimonio conservado en su fachada (-casa del Insigne e Real Convento de Uclés Cabeza del Orden de Santiago…-), en el año 1749, contando con una portada adintelada y almohadillada. Edificación de dos plantas, con una segunda en la que se abren varios balcones y ventanas. Está situada en la calle Cervantes.
En esta misma vía de esta localidad manchega a poca distancia en coche de nuestro hotel con spa para toda la familia en Valdepeñas hallamos la conocida como casa del Caballero del Verde Gabán, inspirada en la que fuera propiedad de Diego de Miranda y que, según la tradición, aparece descrita en el capítulo XVIII de El Quijote. La cruz que se ve sobre la puerta de entrada, nos indica que fue casa de la compañía de Jesús. Cuenta en su interior con un bonito patio de estilo castellano con galerías superiores de madera, pozo y entrada a la cueva.
En la calle Don Tomás el Médico están la Segunda Casa de los Bustos, con una fachada de dos cuerpos que se eleva en la esquina en forma de torrecilla y un patio interior cuadrado con ocho columnas jónicas y una escalera con bóveda de media naranja; la casa de los Portillo, con una arquitectura de dos plantas con ventanas enrejadas en la inferior y balcones en la superior, además de una portada adintelada donde pueden verse los escudos de los Barreda (derecha) y los Maldonado (izquierda y actuales propietarios); y la casa de la Pirra, con un balcón-púlpito corrido (imitación de aquellos que se usaban para proclamar las gestas de las tropas que volvían de las cruzadas) en una construcción que se completa con ventanas enrejadas.
La capilla del Remedio, situada como ya comentamos la pasada semana en una de las crujías del hospital de Santiago desde el siglo XVI, nos sirve para adentrarnos en la arquitectura religiosa de Villanueva de los Infantes, pueblo cercano a nuestro alojamiento de vanguardia en Valdepeñas. Existía ya, según ciertos documentos de la época, en el año 1500, habiendo sido levantada por la Cofradía de Pastores.
Destaca en su interior un retablo de dos columnas estriadas con capiteles corintios e inscripciones relativas a la Orden de Santiago. La Alhóndiga fue desde 1719 cárcel del partido, tal y como aparece recogida en una cartela situada en una de las galerías inferiores. Resulta curioso que varios pilares todavía conservan inscripciones hechas sobre la piedra por los presos. Antes de este uso, fue pósito y casa de contratación para dirigir la intensa actividad comercial de la zona.
De los pocos edificios existentes en esta localidad vecina a Valdepeñas, donde estamos alojados en un hotel de cuatro estrellas con spa, de estilo plenamente barroco es la pequeña construcción del oratorio de santo Tomasillo, construido en 1618 para celebrar su beatificación o en 1648, con motivo de su canonización. En el friso de la puerta puede leerse -Oratorio en casa de los Aguados. Año 1713-.
El convento de Santo Domingo, en la calle Frailes, se fundó en 1526 y perdió su uso religioso en 1844 con la desamortización de Mendizábal. El Estado lo convertiría, hasta 1979, en escuela pública. Siendo el lugar donde murió Quevedo, en la actualidad, además de poder visitarse la celda donde vivió sus últimos días, alberga un museo que cuenta con la colección de la Fundación Francisco de Quevedo, en la que destaca el fondo documental del archivo familiar del escritor, y en su interior se celebra desde 1981 el Festival Internacional de Poesía. Con forma de cruz latina encontramos el convento de la Encarnación, perteneciente a la orden dominica y fundado en 1598, siendo hoy en día un auditorio.
Fundado en 1521 y, por tanto, el más antiguo de la localidad, el convento de las Franciscanas está situado en la plaza de la Fuente Vieja. Su origen fue un beaterio de monjas clarisas y aún conserva en su interior hermosos retablos, destacando El Eucarístico. En la plaza de San Juan se halla la iglesia de Santo Domingo, construida en el siglo XVII siguiendo las normas de la contrarreforma, contando en sus laterales con destacadas capillas como la de las Ánimas, la del Ecce Homo y la de la Virgen del Rosario. Finalmente, en la plaza de La Trinidad encontramos la iglesia del mismo nombre, que formó parte del antiguo convento de los trinitarios. Sigue la tipología barroco clasicista de una iglesia conventual del siglo XVII.
Son muchas las ermitas con las que cuenta esta localidad vecina a nuestro hotel con spa en Valdepeñas, como la de San Sebastián, construida por los vecinos de la localidad en el siglo XVI; la de San Antón, que se abre al exterior con un pórtico sobre dos columnas dóricas; la de San Miguel, mandada levantar por un librero rico y hacendado de la localidad; la del Cristo de Jamila, nombre que recibe por el crucificado que preside su altar mayor; y la de Jesús en Pie, en cuya puerta se pueden ver las armas de un Caballero de la Orden de San Juan.
Mención aparte merece el santuario de Nuestra Señora de la Antigua, a cinco kilómetros de Villanueva, en la margen derecha del río Jabalón. Se cree que ya existía a principios del siglo XII, siendo el lugar donde se venera la más antigua de las imágenes de la Virgen. Cuenta con una portada barroca y un retablo con columnas y escudos de Santiago, donde se encuentra el camarín de la Virgen de la Antigua, del siglo XIII y realizada en madera policromada, que se halla sentada sobre un trono y mantiene al niño Jesús en su regazo.
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